Desde la institución, nos unimos con profundo respeto y gratitud para despedir al Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y una figura que marcó una época con su humanidad, cercanía y compromiso inquebrantable con los más vulnerables.
Como el Dr. René Favaloro, defendió la salud como un derecho humano fundamental y la medicina como un acto de amor, compromiso y servicio, especialmente hacia los más vulnerables. Su voz, firme y cercana, nos habló siempre de justicia, de dignidad, de solidaridad. Y esos mismos valores son los que nos inspiran cada día en nuestra tarea de cuidar.
Su legado nos impulsa a seguir construyendo una salud pública más equitativa, más accesible y profundamente humana.
Que su luz nos siga guiando hacia una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
- El Papa Francisco nos regaló palabras que tocan el corazón de quienes trabajamos día a día en el cuidado de la salud. Esta es su mirada sobre los hospitales como espacios de humanidad profunda:
Las paredes de los hospitales han escuchado más oraciones sinceras que muchas iglesias…
Han visto besos más sinceros que los de los aeropuertos…
Donde un médico de clase alta salva la vida de un mendigo…
Donde, en terapia intensiva, un judío cuida de un racista…
Miles de esposos se perdonan mutuamente con la esperanza de una curación total.
Un policía y un prisionero comparten la misma habitación y reciben las mismas atenciones…
Un paciente rico espera un trasplante de hígado de un donante pobre…
Es en esos momentos, cuando el hospital toca las heridas de las personas, que los universos se cruzan con un propósito divino.
Y en esta comunión de destinos, nos damos cuenta de que, solos, no somos nada.
La mayoría de las veces, la verdad absoluta de las personas solo se revela en el momento del dolor o frente a la amenaza real de una pérdida definitiva.
El hospital es un lugar donde los seres humanos se quitan la máscara y se muestran como son, en su verdadera esencia.”
Esta vida pasará rápido:
No discutan con las personas.
No se quejen demasiado.
No estén amargados.
No es necesario estar en conflicto constante con la pareja; al final, la eligieron para compartir momentos felices, no amargos.
No pierdan el sueño por las cuentas.
No dejen de besar a sus seres queridos.
No se obsesionen con tener la casa impecable.
Los bienes materiales deben ser ganados por cada uno; no se enfoquen en acumular herencias.
No hagan tantas dietas; al final, su cuerpo es prestado… disfrútenlo.
Mantengan cerca a sus perros y gatos.
No guarden los platos para ocasiones especiales.
Usen los cubiertos nuevos.
Aprovechen las oportunidades que la vida les ofrece hoy, porque probablemente mañana ya no las tendrán. ¡Vivan el presente!
No escatimen con su perfume favorito, úselo para ustedes mismos.
Pónganse sus zapatillas favoritas, pongan su música en repetición.
¿Por qué no hacer una pausa?
¿Por qué no llamar ahora?
¿Por qué no servir ahora?
Llamen a sus amigos, invítenlos a tomar un café.
¿Por qué no perdonar ahora?
Siempre estamos esperando algo: la Navidad, el viernes, el Año Nuevo, tener dinero, que llegue el amor, que todo sea perfecto…
Pero vean, la perfección no existe.
Los seres humanos no fueron creados para realizarse aquí, sino para aprender.
Así que aprovechen esta muestra de vida y háganlo ahora.
Respétense a ustedes mismos, respeten a los demás.
Sigan su camino y dejen que los demás sigan el suyo.
No critiquen, no juzguen, no interfieran.
¡Amen más, perdonen más, abracen más, vivan más intensamente… y dejen el resto en manos del Creador!
¡Gracias Papa Francisco!